galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EN JUNIO RECORDAMOS A GARDEL

“Sostengo, sin más amparo ni herramientas que el sentido común y la comprensión lectora que el tango-canción “Golondrinas”, a pesar de haber sido cantado desde su estreno hasta hoy invariablemente a una sola voz, fue pensado y escrito para ser cantado por una pareja de actores”.

Por J.J. García Pena

ESCENA ÚNICA DEL TANGO GOLONDRINAS

La acción transcurre en puertos o aeropuertos de Argentina o Uruguay. En escena aparecen, en situación de inminente despedida, acentuada por una guitarra en su estuche, un sugerido cantor y su afligida enamorada, que intenta disuadirlo de no emprender una nueva gira por lejanas tierras.

Rompe ella el diálogo:

— No es suficiente mi amor para retenerte a mi lado. Nuevamente te irás… Tu inquietud de golondrina te aleja de mí.

— No ha de ser para siempre, amor. Hasta las golondrinas necesitan sosegarse en algún momento de sus vidas. Pronto regresaré y seremos dichosos. Dale, dame un beso y sonríeme; quiero que el recuerdo de la luz de tu rostro me ilumine en la distancia.

Ella sin complacerlo, alejándose triste y dolorida, comienza a cantar:

— Golondrina de un solo verano, con ansias constantes de cielos lejanos. Alma criolla, errante y viajera, querer detenerla es una quimera. Golondrina con fiebre en las alas, peregrina, borracha de emoción, siempre sueña con otros caminos la brújula loca de tu corazón.

Él, que se mantuvo atento e inmóvil, le contesta mientras se le aproxima lentamente:

— Criollita de mi pueblo, pebeta de mi barrio, la golondrina un día su vuelo detendrá. No habrá nube en sus ojos de vagas lejanías y en tus brazos amantes su nido construirá. Su anhelo de distancias se aquietará en tu boca, con la dulce fragancia de tu viejo querer. ¡Criollita de mi pueblo, pebeta de mi barrio, con las alas plegadas también yo he de volver!

Ella, que insiste en señalar el afán trashumante de su amado, le reprocha:

— En tus rutas que cruzan los mares florece una estela azul de cantares y al conjuro de nuevos paisajes suena intensamente tu claro cordaje. En tu eterno sembrar de armonías tierras lejanas te vieron pasar. Otras Lunas siguieron tus huellas. ¡Tu solo destino es siempre volar!

Él reitera su promesa de retorno definitivo y concluye:

— Criollita de mi pueblo, pebeta de mi barrio, la golondrina un día su vuelo detendrá. No habrá nube en sus ojos de vagas lejanías y en tus brazos amantes su nido construirá. Su anhelo de distancias se aquietará en tu boca, con la dulce fragancia de tu viejo querer. ¡Criollita de mi pueblo, pebeta de mi barrio, con las alas plegadas también yo he de volver!

Carlos Gardel murió en un trágico accidente de aviación el 24 de junio de 1935. Este año se cumple el 89 aniversario de su fallecimiento.